Mi idea de crear una galería de arte fue producto de mi pasión desde muy chico por las artes plásticas. Empecé por un local muy pequeño en un paseo de compras en el barrio de Las Cañitas, en Arce 730, para luego, año a año, agrandarme hasta refaccionar varios locales de esa propiedad: una vidriería, una peluquería, un locutorio en la planta baja y un muro de escalada o palestra y un salón de fiestas infantiles en la planta alta…fue la galería gráfica gestual (GGG) y funcionó durante cerca de 4 años (a partir de abril 2014): “el espacio privado más impactante espacialmente de toda capital federal”, dicho por varios artistas visuales consagrados que asistieron al mismo. Me dignifican las palabras de mis pares. Las fotos acompañan mi relato.

Hice varias muestras en las cuales asistieron grandes maestros de la plástica como Luis Felipe Noé, Eduardo Stupía, Ana Eckell, Carolina Antoniadis, Juan Astica, entre otros, y reconocidos curadores como Rodrigo Alonso, Fabián Lebenglik, Elena Oliveras y Ana María Batistozzi.

Tuve notas en varios medios masivos, de TV, radio y gráfica: programa curadores, mansiones argentinas, La voz del Laberinto, Bs As Herald, pagina 12, Ñ; revistas Briks, Megatlon y Teorema y una tapa en el diario La Nación a fines del 2014, de María Paula Zaccharias, con una excelente nota sobre los nuevos galeristas.

El manifiesto de la Galería Gráfica Gestual, que es de mi firma y pluma, se compuso de varios puntos:
-provecho expresivo a cualquier elemento compositivo, desde el soporte hasta los diferentes materiales que hacen a la obra, fluyendo en una unidad plástica. A este punto se le suma la utilización de todos los sentidos posibles para componer una obra: táctil, gustativo, olfativo, visual y auditivo.
-la mezcla de lo gráfico producto del dibujo, de la línea en sus diferentes manifestaciones, y de lo gestual producto de la libertad expresiva y la ausencia de estructuras claras, genera un resultado abigarrado.
-el sincretismo de lenguajes buscando una poética personal. El resultado es una búsqueda por lo extraño, por una poética densa, pesada en el sentido de lo profundo, aunque con destellos de claridad en la totalidad, siempre con un matiz personal.
-Elementos que transportan la obra al límite de lo posible, generando un riesgo visual de que dicho trabajo colapse, pero sostenido por una factura o realización que aspira a cierta impecabilidad o perfección, que hacen al diseño de la pieza o de su estructura interna.

La idea, ideología o filosofía de esta galería era facilitar la venta de lo que yo, su director, consideraba obras de mi interés o de arte, basándome en la estética que me interesaba en ese momento.
Por eso opté por el esquema que consideré revolucionario de "comisión 0" o precios liberados del incremento de la galería, que establecía que en mi espacio cada obra estaba un 50 porciento más baja. El beneficio del galerista, mío en este caso, era quedarme con alguna obra consensuada con el artista, por exponerlo, darle visibilidad, prensa, locación, y demás gastos de una galería, que son muchos, y la gestión de la misma.
Luego de varios años y producto del escaso mercado en la Argentina, convertí a GGG en el espacio Matías Waizmann, y volvió a ser un taller de búsquedas plásticas y gestiones diferentes a las anteriores: por mi propia obra.
GGG pasó de ser la Galería Gráfica Gestual a ser Gestión Gestión Gestión del Espacio Matías Waizmann. Mi espacio.

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