Matías Waizmann, sincretismo entre favelas y gaudi, por Marcela Davidson, 2019

Matías Waizmann, es el artista argentino que acuñó la noción visual: “obsesión contemporánea”. Consciente de que la factura técnica de su obra es en algunas, tradicional, la utiliza como formato de analogía con el ser humano, siempre protagonista de una historia universal.
Estamos constituidos de Espacio y Tiempo.

Valoro a Waizmann como artista, su arte obsesivo es poético. Me invitó hace un par de semanas a su Espacio en Las Cañitas donde expone sus obras en técnica mixta sobre papel y una diversidad de lenguajes visuales de su vida artística.

La serie actual son dibujos muy elaborados con minuciosos laberintos incoherentes y estructura geométrica que se abre a morfologías orgánicas desgarradas, que aparecen como representaciones figurativas espontáneas y surrealistas amalgamadas en pequeñas formas “geometrizadas” abstractas, en continua construcción y destrucción. Armar y desarmar, son imágenes que pueden pertenecer al recuerdo del espectador. Jugábamos con ladrillos, bloques o legos. Infancia en blanco y negro con alguna nota de color. Waizmann titula a esta actual serie: “Favela”. Su universo creativo está nutrido por “La Sagrada Familia” de Gaudí, y es consecuencia artística el sincretismo entre la improvisación arquitectónica de la favela y la arquitectura de la catedral, dando nacimiento a una exposición de obras que se pueden visitar en el Espacio Waizmann (con previo aviso). Así es el artista que vibra desde sus entrañas, revela en su arte episodios mutantes del pasado remoto propio y de la humanidad. Waizmann se expresa en ese único posible estado anímico, el creador que trabaja asociando sus jeroglíficos propios. Favela, Sagrada Familia, Marginalidad y Veneración, todo en un mismo cuadro en que responde: “Quise mezclar dos experiencias que me impactaron, La Favela de Río de Janeiro y La Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona”. Esta Libertad de mezclar impactos y narrarlos visualmente sólo es posible en el trance artístico de mayor transparencia. Waizmann es honesto en su proceso creativo. La Sagrada Familia está en las antípodas de la Favela y sin embargo al oír y ver esta serie, mi propia infancia se hace presente, como si lo sagrado de la familia se entramara con la marginalidad que constituyen los conflictos.

Cuando estuve en su espacio pude experimentar pura hipnosis. Obras con perspectiva aérea, horror vacui…, “mapeos” subjetivos de la vida y su complejidad comprimida en un plano bidimensional. Hay tanto más para ver en cada uno de sus cuadros.

Titularía a su estilo: “Expresionismo Obsesivo”, encontrando filiación con Vincent Van Gogh. Waizmann, tiene su propia obsesión, horas de expansión artística, elaboración infinita. La pulsión creativa corre por sus arterias, es un incansable hacedor, está en una clave Vida para la cual mi pluma necesitaría narrar un texto de páginas y páginas sobre nuestro auténtico Narrador Poético de la Obsesión Contemporánea.

Su obra actualmente está expuesta en su Espacio Waizmann, al que se puede visitar llamando previamente al: 15 5043 4803. También pueden verse sus trabajos en los locales: Le Pain Quotidien, BoConcept, Abocado, Succa, Chocolate Pasión.

Marcela Davidson, 2019

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